Vozdevieja es una novela que destila luz y nostalgia, huele a meriendas con chocolate, juegos con muñecas pero también a los cómics eróticos que comienzan a llamar la ingenua intención de Marina.

La escritora Elisa Victoria, en su casa de la serranía de Huelva. Fotografía de Paco Puentes.
¿Recuerdas qué estabas haciendo a los nueve años? ¿quiénes eran tus amigos y por qué? ¿cuál era tu juguete favorito? Seguramente tu visión de entonces se encuentre edulcorada por la nostalgia de tiempos en los que no eramos totalmente responsables de nada, seguramente no recuerdes las dudas existenciales de entonces, el desconcierto frente a la actitud adulta o las primeras vergonzosas experiencias fruto de la curiosidad infantil.
Marina tiene también nueve años, vive en Sevilla en los años 90, y a mi, por lo menos me hubiera flipado ser su amiga. Marina la verdad es que no se parece a los otros niños, y lo sabe, ella es Vozdevieja, o así la llaman sus compañeros.
El pequeño universo de nuestra protagonista está siendo amenazado por la grave enfermedad de su madre que podría dejarla sola ante los peligros del mundo y en manos de un internado de monjas, cuyo único atractivo son las muñecas Chabel de su posible compañera.
“Me ha tocado nacer en un hogar frágil y cambiante. Lo único que permanece en mi vida es ella. Donde esté ella estará mi casa”
Su abuela es su único salvavidas en este caluroso y angustiante verano. Los rituales que siguen juntas son una isla en medio del caos que supone para un niño la incertidumbre. Tiene setenta y dos años, es bajita, regordeta, y tiene un crush en Felipe Gonzalez. La relación abuela - nieta rezuma confianza, cariño y complicidad; es su mejor amiga y a veces Marina reconoce en ella misma la extrañeza de los niños que pasan demasiado tiempo entre adultos.
“Mi herencia viene transmitida solo por mujeres, nadie más cuenta las historias familiares, nadie más toma las decisiones importantes”
Vozdevieja es una novela que destila luz y nostalgia, huele a meriendas con chocolate, juegos con muñecas pero también a los cómics eróticos que comienzan a llamar la ingenua intención de Marina. ¿Quién no deseó crecer antes de tiempo? A veces Marina desea quemar etapas lo más rápido posible, llegar por fin al ansiado paraíso adulto.
“No tardes, Señor, en permitir que me apodere de la parte prohibida del diccionario. Consiente, querido Señor, que esta sierva se esté ensuciando pronto la boca”

Marina observa con atención la realidad, la analiza y se sabe poderosa en ocasiones sobre los adultos, es consciente de su propio poder. Al igual que es consciente de que “infancia” no es sinónimo de “dulzura”.
"¿Cómo hacen para querernos tanto? Algunos niños son un puto amasijo de maldad, auténticos sujetos peligrosos."
Elisa Victoria ha creado una novela completamente transgresora, llena de luz, nostalgia y olor a filetes empanados y meriendas con chocolate. Una voz protagonista fuerte, redonda, una niña rarita a la que amas u odias. Además, un montón de referencias noventeras, y la verdad es que a mi con Sailor Moon me tiene ya ganada
Comments