¿Bailar hasta morir? ¿Morir bailando? Un cuerpo fuera de sí, y a la vez cercano a la propia esencia natural del éxtasis primitivo del ser humano. ¿Qué le pasa al cuerpo cuando rozamos la ligera línea del caos? ¿Nos convertimos en pequeños monstruos o florecen aquellos que llevamos dentro?
Fotograma de "CLIMAX", de Gaspar Noe
Gaspar Noe nos ofrece en “CLIMAX” (2018) una amalgama de posibles respuestas a todos estos interrogantes, profundizando en ellos de una forma sutil y a la vez desmedida; sin olvidar la esencia característica de su obra cinematográfica con obras como "Irreversible” (2002) y "Enter the Void" (2009), ofreciendo una mezcla de éxtasis imbuido por la locura y el descontrol bajo el consumo de sustancias y la violencia, reflejándose todo esto en un profundo análisis sobre la monstruosidad del ser humano. Aquí el autor se adentra en el innato miedo del ser humano a llegar al límite, a descubrirse a sí mismo.
Y sí, así es, la obra aborda mediante el cuerpo y el movimiento como el ser humano puede llegar a sus límites sobrepasándolos o chocando contra ellos, ofreciendo una profunda reflexión sobre la disponibilidad corporal, mental y emocional al atravesar de manera desmesurada estos límites, alejándose de todos esos miedos ante la incomprensión o comprensión distorsionada de una realidad incomprendida; más aún si todo esto choca y rebota en un continuo y efímero caos colectivo. La armonía de los cuerpos se ve influenciada por el miedo a los límites del movimiento, del éxtasis, de la locura.
Podemos ver un claro ejemplo de la idea de “sobrepasar los límites” en la obra de ballet “La consagración de la primavera”, donde los bailarines recrean en la coreografía el rapto y sacrificio pagano de una doncella al inicio de la primavera, la cual debía bailar hasta su muerte a fin de obtener la benevolencia de los dioses al comienzo de la nueva estación. Los cuerpos toman movimientos de una danza primitiva y ritual, a través de la cual se puede observar la transformación del ser humano en una especie de engendro donde dejamos de reconocernos a nosotros mismos. Esta obra, a través de la música de Stravinsky, fue desarrollándose a lo largo del siglo XX, rompiendo con la concepción clásica del Ballet y la danza, llegando a provocar una amplia controversia en el público de la época. Existen numerosas interpretaciones coreográficas como la de Pina Bausch, donde los bailarines bailan descalzos sobre la tierra en un complejo nexo coreográfico cercano bajo los estruendos de Stravinsky.
"La consagración de la primavera", Pina Bausch
De la misma forma, “CLIMAX” es un homenaje al cuerpo y al movimiento desde sus miedos innatos, abordando aquellos monstruos que la danza ofrece desde su esencia tanto al espectador como a aquel que la realiza. La obra se basa en una historia real donde un ensayo de jóvenes bailarines se convierte en una pesadilla llena de alucinaciones cuando descubren que su sangría está mezclada con LSD, conformándose una atmósfera y caos con cierto toque posthumanista. Gaspar Noe no utiliza actores, emplea una diversa variedad de bailarines profesionales de diferentes disciplinas y texturas del movimiento ("vogue", "urbano", "contemporánea") deconstruyéndolas mediante el análisis de la influencia de consumo de sustancias y el éxtasis del movimiento; abrazando los límites mentales y físicos de los diferentes personajes.
Llegados a este punto no nos queda más que contemplar y reflexionar sobre esta obra del arte cinematográfico que explora la monstruosidad del ser humano desde una forma introspectiva.