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         ISSN 2792-5110

HABLA DE ARTE®

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Serguéi Rajmáninov. Un algoritmo para la creatividad

Lo interesante es que, un algoritmo, es el que ha reconocido la capacidad creativa de Rajmáninov tanto en relación a la tradición anterior como en la evolución de su obra.


Serguéi Rajmáninov en su residencia.


No sé vosotros, pero, cuando algo me interesa ya no busco en Google. Voy primero a la Wikipedia. En el caso de los artículos dedicados a Serguéi Rajmáninov, en español o inglés, son de gran calidad en su contenido y citas. A ellos me remito para comenzar a sentir curiosidad por este compositor, director y concertista del piano. Dejaos llevar.


En el artículo en español, no así el inglés, se dice sobre su legado que “sus obras eran las más innovadoras tanto si se comparaban con las de los otros 18 compositores como cotejando sus últimas obras con las primeras”. Al final de esta afirmación aparece la nota 235 que nos lleva a un artículo científico: “Novedad e influencia de las obras creativas, y cuantificación de patrones de avances a partir de redes de referencias probabilísticas” de D. Parque, J. Nam, J. Parque, 2020. Así suenan todos los modelos de Ciencia de los Datos: patrones, redes, referencias probabilísticas, etc.


Lo interesante es que, un algoritmo, es el que ha reconocido la capacidad creativa de Rajmáninov tanto en relación a la tradición anterior como en la evolución de su obra. Ahora, como también dice el modelo, su influencia no ha sido tanta como se espera de esta capacidad creativa. El artículo lo compara con los estudios de los expertos y el modelo cumple.


No sé si seré capaz de transmitir la belleza del esfuerzo realizado en este modelo. La belleza es inseparable del bien, de lo bueno, y de la verdad. El bien aparece directamente: la posibilidad de un modelo de datos matemáticos nos libera de los prejuicios de todo tipo y de la subjetividad limitante. Los críticos musicales y los estudiosos han de validar sus intuiciones con la certeza de un modelo. Dentro, siempre de un modelo en el lenguaje musical. Las ideologías, por favor, a la basura de los abortos de la razón seudocientífica.


Este modelo nos hace ver que Rajmáninov, con respecto a la tradición pianística, es el mayor innovador, considerando los estilos entre el 1700 hasta el 2000. Pero, además, es el que más innovación, creatividad, muestra en la evolución de sus composiciones. No sólo es el más creativo con respeto a la tradición, sino que lo es en su propia evolución personal.


Este esfuerzo personal tiene que ver con la verdad. La verdad, en la creatividad, lo considero algo relacionado con la autenticidad. El criterio de verdad, en la creación, sería algo profundamente subjetivo. La obra será mas o menos verdadera si expresa o no lo que el creador quiere y desea. Rajmáninov lucho incesantemente por conseguir su verdad como pocos, como hemos dicho, llegando a una exigencia por la autenticidad por encima de todos los demás compositores.


En el tercer vector de la creatividad, dentro del modelo, tiene que ver con la influencia. Un creador es más o menos innovador no sólo por su relación con el pasado o con su obra. El modelo mide esa innovación en relación al futuro, su capacidad de influencia en otros. En este sentido, Rajmáninov, ha pasado desapercibido en relación a otras influencias menos innovadoras. Lo que es cierto también en los estudios de los expertos.



La belleza del modelo


Mi experiencia personal al estudiar el modelo ha sido doble. Reconocer la belleza del sentido del modelo y la belleza oculta de lo que queda por hacer. Reconozco que soy un melómano.


He intentado, dos veces en mi vida, crear un grupo de música. De adolescente mis influencias fueron Deep Purple y Pink Floyd para poder conseguir darle potencia a mis comienzos con Dylan y Cohen. Luego pase, pido perdón, con el segundo grupo que intente formar a algo más indolente: Sade, Pixies, Violent Femmes, Stone Roses y la Velvet. Podríamos decir, que pase a ser más ecléctico porque renuncie a hacer de la música mi modo de vida y no pasamos de eso, de indolentes.


Mi amor a la música es infinito: consuelo y palanca para sacar lo mejor de mí mismo. Pero vayamos a lo básico. La música, por definición, son ondas físicas que viajan por el aíre y mueren. La música en directo es esta experiencia. Daniel Barenboim lo puede explica con todo lujo de detalles. La experiencia musical es efímera. ¿Dónde se esconden las notas de Janis Lyn Joplin en el Festival Express? Pensar, crear, es recibir información, almacenarla, procesarla y emitirla. El modelo de datos tiene “memoria”, por fin, de la música. La actuación de Janis Joplin esta grabada. Podemos procesarla porque la música tiene un lenguaje formal que produce su propia información dónde, cada artista, es un idioma, un lenguaje.


Fijaos en el vértigo del abismo de conocimiento que se nos abre. De la Teoría de la Información, bits de unos y ceros, un modelo también físico, electricidad, a la posibilidad de atrapar ondas físicas en el aire. Memoria exacta de lo que nuestros cerebros no pueden procesar con tanta exactitud. Memoria de lo efímero.


Lo podemos procesar no sólo para aumentar la calidad del sonido, si no para poder crear modelos musicales. Insisto en esto último. No hay memoria humana, capacidad intelectual de procesamiento o imaginación posible para sacar y exprimir lo que significa Janis Joplin en términos de saber todo lo que ha significado para la música moderna. No sé si seré pesado. Hoy se hace presente un pasado memorable para sus espectadores de ayer y será actual por toda la eternidad, supuesta, del Universo.


Imaginaros a un critico de música, a un sociólogo, a un humanista, frente a una herramienta (perdonar el nombre), que es capaz de enlazar y relacionar hechos y personas en un universo, cada vez mayor, de significados. Imaginaros que hubiera podido, a finales de los 70, conocer todo lo que ahora sé a golpe de ratón cuando, mis fuentes eran libros, todos extranjeros, Radio 3 o Radio Clásica (jamás los 40 principales) y depender del contrabando, copias piratas, de los que tenían padres que viajan por Europa o USA.


Volviendo a Rajmáninov. ¿Por qué ha tenido tan poca influencia posterior su altísima capacidad de creatividad? El modelo aún no lo dice. Sólo constata el hecho. El modelo no está “enganchado” a otros modelos. Esto nos llevaría a los sistemas dinámicos complejos. Lo dejo para otro día. Hace unas semanas termine “Los Europeos” de Orlando Figes. La ópera de la mano del ferrocarril se expande por Inglaterra y el Este de Europa, hasta Moscú. A la vez, los periódicos llevaban dentro sus páginas el folletón, salvando sus ventas, distribuidos por los vagones de los ferrocarriles. Las editoriales inventaron el libro de bolsillo y tenían una tienda en cada estación principal para aliviar las horas de viaje en el ferrocarril. La I Revolución Industrial fue termodinámica, el ferrocarril, que puso las vías para el trasiego de compositores, orquestas, literatos, pintores, escultores o arquitectos. Y sólo era una red de redes de comunicaciones por vías físicas.


Serguéi Rajmáninov leyendo junto a su perro Lekov


Una derivada. En este libro se demuestra la nula capacidad para componer que tienen los ingleses y lo que adoran la música. ¿Habrá alguna relación entre un modelo de creatividad e innovación científico y tecnológico frente a la incapacidad creativa en otros ordenes de la cultura? Toda Europa, la creativa, hervía gracias al ferrocarril y la clase media, mi clase, empezaba a demostrar que ni raza, religión, origen, clase, sexo o cualquier otra consideración, tenía relevancia alguna para poseer y desarrollar talentos o deseos. Sobre esto estoy escribiendo.


Permitirme una derivada más. Durante 70 años hemos demostrado, con hechos, que la Humanidad no depende de salvadores ya sean de ideologías, naciones o religiones. Si nos dejan en paz, somos capaces de levantar la sociedad del conocimiento a pesar de partidos políticos, iglesias y oligarquías financieras. Y, lo mejor de todo, seguimos siendo humanos, sin necesidad de adornarnos con elecciones divinas, místicas de partidos políticos, no necesitamos lideres carismáticos. Somos asquerosamente nosotros mismos, el antídoto perfecto frente a la vieja casta del petróleo.


Vuelvo a Rajmáninov que hizo todo lo contrario. No se introdujo en los flujos de intelectuales y músicos en Europa, se perdió esos haces de relaciones entre intelectuales, músicos y artistas. Rajmáninov, ante la llegada de la Revolución Comunista, años antes de su victoria, emigro, con dificultades, hasta llegar a USA. Echó de menos, siempre, su niñez, las dachas rusas, y tenía casa en Francia y Suiza. No se pudo acercar a Rusia. Vivió la pobreza terrible de la emigración. Le costo no poco salir adelante en USA. Nunca se adaptó. Para la ciencia y la tecnología, fue todo lo contrario. La diáspora judía encontró en USA el ecosistema perfecto para desarrollar la Sociedad de la Información, la que nos ha dejado de legado las grabaciones de Janis Joplim.


Como se ve, es sólo una intuición. ¿Dejar Europa fue dejar de ser influyente en la creatividad de los compositores de piano posteriores? Aún no tengo el modelo de datos que me permita, como lo hace LinkedIn, Facebook, Twitter y otras redes sociales, relacionar las biografías, la vida social, económica y política del resto de creadores con Rajmáninov. Mi intuición es que se fue antes de tiempo de Europa y que no consiguió enganchar con los exiliados de los regímenes totalitarios. Creo, intuyo, que su nacionalismo ruso, vital y no ideológico, su genialidad, no le hizo muy sociable. Muchos años antes, su madre le llevo a conocer a Tolstoi, al que admiraba, para ayudarle a salir de una profunda depresión. No lo consiguió. Nada lo hace. La depresión hay que pasarla, como enfermedad que es, con el apoyo de los demás y medicación. A partir de ahí, entro en los círculos de la música rusa hasta llegar a ser considerado un genio. Huir de la emergencia del comunismo, le mantuvo, en ese estado dónde las circunstancias te obligan a trabajar en lo que no deseas. En este caso, la dirección de orquestas. ¿Qué paso con la diáspora judía de intérpretes de origen ruso y alemán para no seguir a Rajmáninov?


Los modelos de datos, personalmente, me abren la perspectiva para saber dos cosas: hechos (qué ha pasado o qué esta pasando) y conocimiento (saber cada vez más de todas y cada una de las relaciones entre ciencias y humanidades).


Otro ejemplo más para ampliar el modelo de datos. Rilke vivió echando de menos el Antiguo Régimen austrohúngaro, Rajmáninov el viejo orden social zarista y marcan su universo creativo. Los ángeles en Rilke, las campanas en Rajmáninov. Rajmáninov vivió en una familia empobrecida por la vida disoluta de su padre, entre el juego y la prostitución, de la que salió convertido Tolstoi a su cristianismo y que esclavizo a Dostoievski. Rilke busco sus raíces en Rusia, en Toledo y Ronda, en Dunio, y, por supuesto, en Viena. Rajmáninov entre USA, el vil dinero, Francia y Suiza. Sus padres los lanzaron a la deriva y, de alguna manera, su patria fue la infancia imaginada de madres posesivas.


Queda mucho por saber. La diferencia está en que ahora es posible hacerse cualquier pregunta y, en poco tiempo, procesar millones de datos con sentido. Vuelvo al principio. No sé si soy capaz de hacer ver la bella, bondad y verdad de los modelos de datos. De hecho, esa belleza me impulsa en la búsqueda de esos modelos. Llevo años intentando construir una red de redes dentro de la Historia de las ideas. He encontrado un hueco en internet, muy discutido, dónde se están avanzando modelos predictivos sobre la Historia de la humanidad. Inspirador, sin duda, pero me gustaría saber más sobre el origen de las ideas artísticas, de la creatividad, del pasado y no tanto del futuro.


Sé que son diferentes modelos de Inteligencia Artificial hasta llegar al Aprendizaje automático profundo, esto es, que pueden ir en paralelo en sus avances. En cualquier caso, vivimos tiempos duros. Los viejos modelos sociales y económicos se resisten a morir y, de hecho, elevan a psicópatas como Putin o Trump al poder, amenazando los valores de Europa que si supieron aunar ciencia y artes. Es verdad que ha sido Occidente el que nos ha llevado al foso de la amenaza nuclear, que también somos capaces de aunar ciencia con lo peor del ser humano: el totalitarismo.





Este artículo ha sido publicado previamente en el número Efemérides, número uno de la revista Habla de Arte. Puedes consultarlo y descargarlo completo aquí:


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