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Andrea Luengo Villegas

El vídeo como reflejo de la mente. Videoarte

El cuerpo, el humano, se convierte en un acto performativo. Es cuando se crea la interacción entre artista y observador cuando el arte surge, llevando al cuerpo entonces a un plano performático.

Bill Viola, Five Angels for the Millennium-Departing Angel, 2001

© Bill Viola Studio, Photo: Kira Perov



“Sin comienzo/ sin final/ sin dirección/ sin duración- el vídeo como una mente" Bill Viola, 1980

¿Qué son esos videos en salas negras que nos encontramos en los museos? Nos sentamos en los bancos porque estamos cansados, observamos el vídeo con atención y tras no llegar a encontrar una línea de acción, nos vamos pensando que el arte es difícil. En su mayoría, estos cortometrajes son videoarte, el reflejo de una mente y en interacción con otras. Quiero pasear por mi llegada al entendimiento de este tipo de vídeo.


Para mí, el uso de la cámara era exclusivo para documentales, televisión o cine. Un uso de la cámara con un fin estipulado, ya sea para contar una historia o poder visualizar y dejar memoria de hechos. Nunca me había planteado el uso de la cámara como expresión artística, siendo la imagen que se crea el fin en sí mismo, no un medio. La imagen y la cámara entonces se convierte en el arte en sí, no el producto que se produce con ellos. Encontré el videoarte.


Acostumbrados a los “blockbusters” de productoras como Metro–Goldwyn–Mayer, 20th Century-Fox, Paramount Network… Enseñan una California ficticia, creada con el fin de esas historias, una California comúnmente conocida como la cuna de las grandes producciones. Entonces me encontré a Laida Lertxundi. Sus filmes, sin un sentido y sin un fin visible, sin interacción de personajes o diálogos, nos enseña la imposibilidad de capturar la inmovilidad de los paisajes de esta California ya vista en grandes pantallas, transmitiendo la interacción humana con el entorno de una manera que nunca antes había visto.

Sus cortometrajes desobedecen cualquier norma de coherencia o narrativa. Obra suya que recomiendo ver y fácil de encontrar es Footnotes to a house of love, aunque mi mayor debilidad es We had the experience but missed the meaning


Footnotes to a house of love, Laida Lertxundi


La diferencia de las dos Californias representadas por películas y por el videoarte se hace notable. Laida nos presenta su mente y su forma de ver. Pero también es este arte el reflejo de uno mismo.


Se exige un receptor activo que participe tanto física como psíquicamente en el proceso de reconocimiento. Sin este receptor, el trabajo artístico permanece inactivo. El paso del espectador lo coloca en un enfrentamiento ante su individualidad. No es necesario ya solo la proyección en pantalla, sino que la verdadera obra también surge de la interacción espectador-pantalla, siendo las experiencias que estas personas vivan el verdadero significado de la obra.

A mí me pareció impactante, ya que puede que los videos careciesen de sentido, pero me creaban sensaciones, visuales, auditivas, con la falta de luz o su exceso…

Los cortometrajes que recomiendo para entender este concepto serían Reflecting Pool, Bill Viola, 1979 o Homo Sapiens Sapiens, Pipilotti Rist, 2005. En Homo Sapiens Sapiens, Pipillotti cubrió la cúpula abovedada de una iglesia con imágenes que peraltaban de nuevo la eminencia de los frescos y de la arquitectura barroca. Rist dejaba a elección del receptor el momento en el que este abandonaba el caudal de imágenes.


Homo Sapiens Sapiens, Pipilotti Rist, 2005


“La noción de que la cámara es un tipo de substituto del ojo, una metáfora de la visión, no es suficiente. La cámara de vídeo solo se parece apenas a la mecánica del ojo, y ciertamente no a la visión normal estereoscópica integrada al cerebro. En su función, actúa algo más parecido a lo que llamamos consciencia, y su existencia en el mundo de los objetos materiales esconde su verdadera naturaleza como instrumento de articulación del espacio mental.” Chott el-Djerid

El cuerpo, el humano, se convierte en un acto performativo. Es cuando se crea la interacción entre artista y observador cuando el arte surge, llevando al cuerpo entonces a un plano performático. No solo se ha dado en el ámbito del videoarte, vino acompañado de una gran afluencia de artistas. En la década de 1960 se empezaron a romper los conceptos de géneros convencionales. Jackson Pollock y sus drippings; John Cage en música introdujo los sonidos no instrumentales y ruidos, usando el público como instrumento; o Allan Kaprow y Vostell en el movimiento Fluxus. Se unifica el arte y la vida en un todo. Valie Export fue una de las pioneras en el videoarte. En Tap and Touch Cinema de 1968, ya comienza a jugar con el cuerpo como performance. Dejaba que los hombres que paseaban por la calle tocasen sus pechos, escondidos bajo una caja.


Valie Export, Tap and Touch Cinema de 1968













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