Un estado de la cuestión acerca del problema editorial de esta polémica obra.
Federico García Lorca en la emisora Radio Unión en 1929
Es muy difícil encontrar un tema respecto a Lorca en el cual la crítica tenga una opinión totalmente homogénea. En este breve artículo vislumbramos algunas de las razones para que existan unas primeras ediciones tan dispares de "Poeta en Nueva York" y cuáles fueron las decisiones que llevaron a los editores a distanciarse del texto original.
En "Poeta en Nueva York" nos encontramos dos ediciones de procedencia americana, publicadas ambas el mismo año, 1940, cuatro años después del asesinato de Federico García Lorca en Granada. La primera edición en ver la luz fue "The «Poet in New York» and Other Poems of F. G. L." (ed. Rolphe Humphries. Nueva York: W. W. Norton & Co., 1940); después le siguió "Poeta en Nueva York", con cuatro dibujos originales, poema de Antonio Machado, prólogo de José Bergamín (México, D. F :Séneca, 1940) .
La edición de Humphries
Bergamin hace llegar a Humphries una copia del original que lleva a Nueva York en agosto de 1939.
«Nosotros le enviamos la copia del original que estaba alguno escrito a mano, a máquina, hasta con recortes de poemas ya publicados».
Eisenberg señala el trasfondo político de la obra de Humphries pues no poseía un nivel de español avanzado, mucho menos para traducir la mayor obra poética del autor, es decir, que su intencionalidad podría ser aprovechar el auge de Lorca como representante del movimiento republicano y su impacto en la cultura internacional. No era hispanista, aunque se dedicaba a los estudios clásicos. Es una edición con errores de traducción, justificados por su apresurada elaboración durante la guerra civil. Por otra parte, "Poeta en Nueva York" no fue la obra poética que más entusiasmó a Humphries, así lo podemos deducir de su «Nota del traductor» en "Gypsy ballads"
«Después de madura reflexión creo que estos poemas constituyen lo mejor de la obra de Lorca».
Gracias a la correspondencia del editor podemos iluminar un poco más la cuestión de "Poeta en Nueva York".
«W. W. Norton va a publicar el libro de Lorca en edición bilingüe. Quiere que vuelva a traducir la muerte del torero, que a mí me parece una pérdida de tiempo y de energía, y que ocupará demasiado espacio, por muy bien que pueda quedar. He pasado por Washington y allí he encontrado una serie de cosas en la Biblioteca del Congreso. He copiado parte de lo que me parecía mejor, pero ahora, al releerlo, no me parece tan bueno. ¿Qué te parece? También me recibió el agregado cultural de la embajada, me invitó a comer y me dio una serie de indicaciones sobre antologías y revistas dispersas donde pueden encontrarse textos de Lorca. Los materiales escritos en Nueva York son principalmente de carácter surrealista, y me parece advertir en el Lorca de ese período una cierta exhibición de la peor bohemia que no me gusta mucho. Por otra parte eso es algo que superó con sus últimas tragedias, que eran de una inspiración mucho más sobria y realista. He visto la "Oda al rey de Harlem", pero sólo por encima: a L. le hubiera gustado mucho Vachel Lindsay, y para él fue una suerte que se desviara de este camino».
17 de septiembre de 1938. De Humphries a Bogan.
«En primer lugar, he encontrado bastante material del que no disponía en Nueva York, sobre todo por lo que respecta a los poemas que se incluyen bajo el título de Poeta en Nueva York. Además de la "Oda a Walt Whitman" y "Ciudad sin sueño" y "Niña ahogada en el pozo", que tal vez no pertenezcan a este período, también he localizado la "Oda al rey de Harlem" y "New York: Oficina y denuncia". Es posible que haya muchos más poemas de esta época, pero hasta ahora no he conseguido reunir la totalidad del libro, sólo fragmentos de antologías, pero ya tenemos lo suficiente como para seguir adelante.»
25 de septiembre de 1938. De Humphries a Norton, desde México.
Autorretrato de Federico García Lorca para Poeta en Nueva York
«La poesía de su última época no me gusta mucho; de vez en cuando hay algún fragmento que está bien, pero en general me parece que el nuevo mundo y Nueva York eran un bocado demasiado grande para él, y hacía demasiado caso a toda esa quincalla surrealista; sus ritmos no impresionan, sino que chirrían, cuando no encontraba la manera de disciplinarlos y seguir alguna tradición popular. Tal vez sus últimos dramas eran mejores; pero la "Oda a Dalí", la "Oda al Santísimo Sacramento", el "Rey de Harlem" y "New York: oficina y denuncia" me parecen francamente cargantes. También tengo la impresión de que cada vez estaba más preocupado con sus problemas homosexuales y estaba rodeado de mala gente que le lisonjeaba […]»
4 de octubre de 1938. De Humphries a Bogan
En las fechas sucesivas a estas cartas, Humphries está tratando de ponerse en contacto con Lorca, claramente sin ningún resultado, para que dé el visto bueno su traducción.
«Diversos representantes literarios con los que he estado hablando han sugerido que quizás esta autorización que estamos esperando, desde un punto de vista estrictamente legal sea únicamente como un amistoso visto bueno, y que estamos haciendo una montaña de un grano de arena; porque no hay copyright de la obra de Lorca, ni siquiera del texto español, y mucho menos de las traducciones; y que por tanto estamos pidiendo la concesión de unos derechos que nadie está autorizado a conceder […]»
14 de diciembre de 1938. De Humphries a Norton.
Lo que aquí se dice está muy lejos de la realidad pues la obra de Lorca, excepto la cantidad de ediciones pirata -o no autorizadas- que se realizaron póstumamente y un par de primeras ediciones, todas tenían alguna marca de propiedad intelectual, por lo que el permiso que esperaban sí era necesario.
Que no le diesen importancia a este permiso y las “descalificaciones” que a veces encontramos en las cartas de Humphries son un indicador de que esta edición quizás no se realizó con el cuidado ni la dedicación indicada, bien por descuido, bien por desconocimiento de la calidad de la obra.
El 6 de noviembre Humphries le comunica a Norton que ha encontrado una lista de ilustraciones y fotografías que Lorca deseaba incluir en la edición, además de dedicatorias que según él planteaban un problema, pues eran muy abundantes. Humphries dice que preferiría omitir todas las dedicatorias pues la estropearían, pero quizás de retirarlas “traicionarían el rigor de la edición”.
«Le adjunto: 1. Tres poemas [en español e inglés], todos del apartado Poeta en Nueva York. Sus títulos son "Aurora", Ciudad sin sueño" y "Niña ahogada en el pozo". Deliberadamente evitaba seleccionar textos que ya figuraban en el libro de Spender [...] 2. Un índice aproximado. La primera parte [Poeta en Nueva York] sigue el mismo orden del manuscrito que me dio Bergamín, dividida en bastantes apartados. He señalado con asteriscos y con signos de interrogación los poemas que se mencionan pero que no aparecen en el manuscrito; al parecer se imprimieron en revistas españolas que por ahora no me ha sido posible encontrar. De estos poemas hay cuatro. ¿Qué opina usted acerca de seguir esta disposición, con todas sus dedicatorias? [...]»
8 de noviembre 1939. De Humphries a Norton.
De esta carta sacamos en claro que existen problemas textuales desde la elaboración de la primera edición ¿por qué?
El 24 de mayo de 1940 ve la luz la primera edición, de la mano de editorial Norton y la “Nota del traductor” nos ofrece más claridad acerca de las dificultades o decisiones detrás de la edición. Humphries dice que el original llegó a sus manos mecanografiado, de parte de Bergamín (aunque no le cita), y “no siempre muy legible” dice haber “seguido el original” tanto como le fue posible, pero a veces no ha tenido más remedio que “tratar de establecer el texto”. Está claro que tratándose de un escritor no hispanista, y de textos tan complejos con tintes ya surrealistas, Humphries iba a tener muchas dificultades en la elaboración de la edición.
Subraya que hay poemas que no están incluidos en la edición ya que no le ha sido posible encontrarlos pero algunos de ellos se encuentran publicados en la prensa. "Ribera, 1910", más tarde llamado "Tu infancia en Mentón", publicado en la revista Héroe, "Amantes asesinados por una perdiz", que procede de la revista Dos. Entre otros poemas aparentemente extraviados Eisenberg menciona “Crucifixión” que se encontraba en manos de Miguel Benítez, el cual le pidió el propio Lorca para la edición que deseaba realizar, pues era la única copia del poema, pero que nunca llegó a devolverle; ahora sí podemos consultar este poema y ha sido incluido en ediciones modernas de la obra, podemos ver el original mecanografiado y firmado por Lorca en la Biblioteca Nacional.
Edición de Bergamín
“El original que conservamos como una reliquia de este libro, "Poeta en Nueva York", lo dejó Federico García Lorca en manos de su amigo José Bergamín para las ediciones del "Árbol" que inició en España la "revista Cruz y Raya". El poeta tenía especial empeño en que la edición primera de este libro fuese hecha según el gusto del director de las ediciones españolas del "Árbol", a quien igualmente había entregado la edición de todo su teatro y la promesa de la de sus poesías completas. […]”
En este fragmento del prólogo de la edición de Bergamín su versión apunta a que poseía el manuscrito y que el mismo Lorca le habría encargado expresamente la edición de la obra, sin embargo parece sospechoso debido a la difícil situación política a la que se enfrentaba España y el propio autor. Además sabemos que él mismo era reacio a la publicación de sus obras «mis libros me han sido arrancados a la fuerza... por editores o por amigos» (OC, II, p. 927) por lo que podríamos suponer que la intencionalidad de Lorca al entregarle el manuscrito a Bergamín no habría sido más que la de mantener a salvo su obra mientras durase la guerra. (Eisenberg, 1976)
Podemos basarnos en varios aspectos a la hora de juzgar la edición de Bergamín. En primer lugar las diferencias entre ambas ediciones justificarían la falta de un original coherente y terminado.
Es seguro que Federico no partió [para Granada] el día 13 [de julio], porque el 14 ó 15 José Bergamín encontró en su despacho de Cruz y Raya el manuscrito de Poeta en Nueva York, con este mensaje:
«¡Querido Pepe! He venido a verte y creo que volveré mañana».
Estas pocas palabras cubren una página entera; desgraciadamente, no están fechadas. (OC, II, p. 1203, 18ª edición)
Federico García Lorca en radio Stentor, Buenos Aires.
En esta carta se ve la intencionalidad de Lorca al dejarle el manuscrito y por las circunstancias que le obligaron a una marcha tan apresurada quizás no pudo terminar de perfilar el manuscrito entregado. Esto le da más sentido a que en la primera edición de Poeta en Nueva York, Humphries creyese que estaba trabajando sobre un manuscrito inacabado, nada más cerca de la realidad. O bien la falta de coherencia que algunos críticos atribuyen a la edición de Bergamin podrían deberse al apresurado traslado al exilio.
La inclusión de «Amantes asesinados por una perdiz» en la edición de Norton y no en Séneca. Esto se debe a que Bergamín solo disponía del título - que sí se encontraba en el manuscrito - pero no del poema como tal (Penalva, 1983). Además la ausencia de muchos poemas, concretamente los que pertenecen a Tierra y Luna, los cuales fueron mostrados por Lorca en su conferencia sobre Poeta en Nueva York; de la que hablaremos más adelante. Quizás cabe plantearnos hasta qué punto tenía clara la división de los poemas que formarían parte de cada obra o si fue una evolución de su propio borrador. Lo importante, y la información a la que podemos acceder, es que encontramos la falta de algunos poemas en la obra.
Diversos críticos han opinado acerca de que Bergamín realmente tuviera en sus manos el manuscrito de Lorca. Gonzalo Penalva Candela mantiene que si bien Bergamín podía tener en su poder el manuscrito debido al peligro de una inminente guerra civil, cuando su secretaria recogió los papeles del editor para trasladarlos (en primer lugar a París y luego a México) del despacho de Cruz y Raya se extraviasen algunos poemas o fragmentos. Esta teoría sustenta la versión de Humphries de que venía trabajando sobre un manuscrito inconcluso - que, recordemos, le había entregado Bergamin.
Eutimio Martín ha sostenido, además el interés que podría tener Bergamín en que no se encontrase el original, para que no se descubriera que intervino deliberadamente en la manipulación del texto. Incluso García-Posada defiende la idea de que Humphries se ciñe mucho más al supuesto texto original que Bergamín.
También algunos textos que sí forman parte de la edición de Bergamín y no de la de Humphries habían sido ya publicados en revistas y Bergamín los toma con algunas variantes.
Eutimio Martin se entrevista con Bergamin el 20 y 22 de noviembre de 1978. El director de Séneca, admite errores y olvidos imperdonables en él, trata de rebajar la importancia del manuscrito e incluso rechaza su participación directa en la confección de la obra; cuando podemos comprobar la intervención del editor, por ejemplo en las dedicatorias que faltan en la edición de Séneca pero sí aparecen en la de Humphries. “Muerte” en su primera edición en la Revista de Occidente se encuentra dedicado a Luis Cernuda mientras que en la edición de Séneca aparece dedicado a Isidoro de Blas. Podemos asegurar que tanto en esto, como en la inclusión de postales y fotografías se vulnera totalmente la voluntad de Lorca.
Poeta en Nueva York y Tierra y Luna
Algunos críticos como Eutemio Martin o GarcíaPosada son claramente partidarios del desglosamiento de "Poeta en Nueva York" en dos obras: la obra que sería propiamente "Poeta en Nueva York" y "Tierra y Luna"; sin embargo Penalva es contrario a esta postura y sostiene que con la información actual no hay motivo para pensar en el desglosamiento; además afirma que por la cercanía de Lorca con Bergamín dicha edición debería considerarse la edición prínceps .
"Tierra y Luna" es mencionado por Guillermo DíazPlaja cuando comenta la lectura de "Poeta en Nueva York" y su encuentro con Lorca en «García Lorca y su “Nueva York”»
“Sus dos libros –que no uno– bajo el brazo. El primero –«Tierra y luna»– más finamente lírico, nostálgico del modo tierno de sus «Canciones». El segundo –«Nueva York»–, fuerte y ancho, de manera nueva y desconocida en él que es el que sobre todo merece –a manera de anticipaciones críticas– este comentario.”
De los 17 poemas que compondrían "Tierra y Luna" 10 acabaron formando parte de "Poeta en Nueva York", 3 de "El Diván del Tamarit" y 4 sólo se publicaron en sus obras completas y compilaciones.
La primera vez que se publica el corpus que Lorca concibió como "Tierra y Luna" ha sido en 2021, de la mano de la editorial Ediciones del 4 de Agosto y el investigador Hilario Jiménez, junto a la conferencia-recital sobre "Poeta en Nueva York"; incluyendo fotografías y dibujos de Lorca.
Pasaron 87 años pero, por fin, "Tierra y Luna" vio la luz como Lorca la imaginó.
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