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         ISSN 2792-5110

HABLA DE ARTE®

Tuentifourseven: Grabar para sobrevivir

El poder transformador del cine no solamente se aplica al espectador, a aquel que descubre cosas nuevas al visitar las obras de otros, también ataca al creador, al artista, que se siente conmovido por las imágenes que ha creado y maneja. Tuentifourseven transforma a Soraya, que graba para no hundirse, y en medio de su lucha para seguir a flote redescubre a las personas de su alrededor.


Fotograma de Tuentifourseven (González Guerrero, 2025), donde aparece la familia de la directora en la hora de la comida, con las mismas características de cualquier video doméstico. De izquierda a derecha, Gloria (Madre) da de comer a Pedro (Padre). Su hermano menor aparece a la derecha sentado en el sofá.
Fotograma de Tuentifourseven (González Guerrero, 2025), donde aparece la familia de la directora en la hora de la comida, con las mismas características de cualquier video doméstico. De izquierda a derecha, Gloria (Madre) da de comer a Pedro (Padre). Su hermano menor aparece a la derecha sentado en el sofá.
El cine digital, al poder construir todo lo imaginado (espacios, actores, acciones) desde un ordenador, ha acercado el audiovisual a la animación

(Ramé, 2023; p. 40).


Me llama poderosamente la atención esta cita pues, sin dejar de ser cierta, no contradice otra idea fundamental: el cine digital, por la enorme función democratizadora, nos ha dado más acceso que nunca a las realidades de nuestros semejantes.

 

A lo largo del S. XXI, el mundo del documental ha experimentado cambios radicales. La aparición de nuevos dispositivos y recursos que nos permiten crear obras audiovisuales con más facilidad que nunca en la historia nos ha convertido, lo queramos o no, en prosumidores (Toffler, 1980), creadores-consumidores de audiovisual de forma constante. Nuestra relación con el audiovisual es ahora bidireccional, no solamente estamos delante de la pantalla, estar detrás de ella es tan fácil que, en muchas ocasiones, ni siquiera nos damos cuenta. Es inevitable que, ante estos procesos tan únicos y novedosos en la historia del cine, el “yo” se refuerce en las narraciones documentales, pero no necesariamente desde la soberbia o el egocentrismo, tal vez contar este “yo” sea, simplemente, una manera de sobrevivir.

 

Es en esa posición donde Soraya González Guerrero comienza a grabar Tuentifourseven (González Guerrero, 2025). Admito que hace un mes no conocía esta película, pero pude acceder a ella gracias a un programa que lleva a cabo el docente Alfonso Palazón para la URJC en el que, según sus palabras “busca mostrar a los alumnos películas realizadas en los límites”. En esta proyección y posterior coloquio tuvimos la suerte de contar con la presencia de la propia directora, Soraya, y que nos explicase parte del proceso de realización.

 

Pero ¿De qué va Tuentifourseven? Es imposible explicar la historia de esta obra sin hablar de Soraya. En 2017, Pedro queda tetraplégico, a causa de un accidente agravado por problemas previos. Gloria se resiste a ser su cuidadora, pero se ve obligada por las circunstancias. Soraya, que nunca se había planteado realizar cine, documenta la nueva realidad de su familia.


Ella misma lo confiesa en la película, los primeros minutos de la película los graba en estado de shock y solamente las recuerda al buscar en sus archivos una vez se decide a llevar a cabo el proyecto. La radicalidad de las imágenes de esta película es tal que ha llevado a un cambio personal de Soraya ante sus propias imágenes y ante las personas de su alrededor. La propia directora se rinde a sus registros y admite que su punto de vista ha cambiado ante muchas de las cuestiones que le planteaban su obra.

 

Según sus palabras, el proceso que desarrolla la propia película ante Gloria es el mismo que siguió ella durante la realización y montaje de la película. Pasa de la incomprensión, de la falta de entendimiento al personaje, a iniciar un proceso de comprensión, de entendimiento, de exculpar a Gloria por las palabras y los actos que se le echaban en cara. Al quedar registrado, Soraya puede volver a esos momentos, entenderlos desde otra perspectiva, revisarlos con nuevos ojos y, a la vez, puede verse a sí misma desde otra perspectiva, quitarle la razón a la Soraya que era años atrás, plasmando ese cambio en un proyecto realizada a lo largo de 7 años.

 

No sé de qué forma una obra que consigue que su directora replantee su forma de actuar de manera profunda podría dejar impasible a ningún espectador. Arnau Quiles habla de varios principios del proceso en su libro Nuevos formatos de cine digital (2020). Yo quiero señalar dos: el cuarto principio, Construcción de mundos que señala la importancia de la creatividad tanto de los productores como de los espectadores a través de la interactividad; y del último, el principio de Relación, donde los usuarios de los diferentes relatos y dispositivos tienen la posibilidad de graduar su participación en cada momento. Pueden ser espectadores activos y pasivos dependiendo del momento. Durante el proceso de montaje, era imposible para Soraya disociar su faceta de directora de su persona. Es su familia la que aparece, es su padre, tetraplégico al que vemos hablar. Es su madre, cuidadora obligada, a la que vemos romperse. Es Soraya, hija, la que narra y monta las imágenes.

 

La consciencia de las imágenes sobre su propia naturaleza es clave para conseguir los procesos de los que hablo. La cámara, indiscreta, rara vez se esconde de los personajes y si a los espectadores se nos pudiera olvidar en algún momento la fisicidad de la cámara, las propias imágenes nos la recuerdan. Pedro así lo menciona en más de una ocasión, ya sea con sus palabras o con sus miradas.


Fotograma de Tuentifourseven (González Guerrero, 2025). Pedro mira a cámara y dice: “¿Se puede grabar así, tan cerca la cámara, metida en las narices?”, un momento típico del “personaje” que, a su manera, reflexiona y habla sobre la función de registro que su hija desarrolla a lo largo de 7 años.
Fotograma de Tuentifourseven (González Guerrero, 2025). Pedro mira a cámara y dice: “¿Se puede grabar así, tan cerca la cámara, metida en las narices?”, un momento típico del “personaje” que, a su manera, reflexiona y habla sobre la función de registro que su hija desarrolla a lo largo de 7 años.

No hay impostación en lo grabado, no existe la típica separación de cine y realidad que suele proponerse incluso en el documental (quizás más incluso que en otras formas de cine), es un cine vivo y consciente el que se nos presenta, fiel a la idea de registro de los primeros autores, la impresión de una huella que poder visitar en el futuro para descubrirnos a nosotros mismos. La cámara se muestra reflejada por el propio vídeo en videollamadas con la familia.

 

Fotograma de No home movie (Akerman, 2015). A falta de tener acceso a un fotograma de Tuentifourseven en el que se ilustra lo comentado anteriormente, incluyo un momento muy similar de una película muy similar en sus formas, donde la directora, Chantal Akerman, realiza una videollamada con su madre. Durante la escena, en vez de ver la cara de Akerman en el ordenador, vemos la lente de la cámara, grabando la llamada, separando a madre e hija.
Fotograma de No home movie (Akerman, 2015). A falta de tener acceso a un fotograma de Tuentifourseven en el que se ilustra lo comentado anteriormente, incluyo un momento muy similar de una película muy similar en sus formas, donde la directora, Chantal Akerman, realiza una videollamada con su madre. Durante la escena, en vez de ver la cara de Akerman en el ordenador, vemos la lente de la cámara, grabando la llamada, separando a madre e hija.

La película, a pesar de los temas que trata, huye del morbo y la pornografía sentimentalista. Se tratan temas crudos como la propia muerte sin renunciar a su gravedad, pero con la naturalidad con la que pueden aparecer en la realidad de estas personas. Es común ver a Pedro bromear con la idea de la muerte sin que ello corte la naturalidad de la escena. No hay personas tratadas como superhéroes por sobrellevar una situación que nunca habrían elegido, no suena un piano emotivo con cada conversación trascendente —ya que ninguna conversación es más trascendente que otra—; no se esquivan los temas escabrosos, ni hay un mensaje motivacional al final de la cinta, que empieza y termina con la misma naturalidad.

 

Tuentivourseven fue una sensación en el festival “Alcances” de Cádiz, obteniendo el premio del público Caracola Alcances “José Manuel Marchante” al mejor Largometraje Documental, una mención especial del jurado, así como el premio CIMA (Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales) para su directora. Actualmente se encuentra en distribución por documentales, y, tal vez en un futuro, pueda llegar a nuestras casas.




Películas mencionadas:

Akerman, C. (Directora). (2015). No Home Movie. Paradise Films; Liaison Cinématographique.

 

González Guerrero, S. (Directora). (2025). Tuentifourseven. Pandora Mirabilia.

 

Bibliografía:

Quiles, A. (2020). Nuevos formatos de cine digital: video interactivo, transmedia y realidad virtual. Redbook Ediciones.

 

Ramé, J. (2023). El error de Narciso. Dykinson, S.L.

 

Toffler, A. (1980). La tercera ola. Plaza & Janés.

 

 

 

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