Georgia es aún un país bastante desconocido para los españoles. Nosotros ahora, lamentablemente, no tenemos tiempo para realizar un análisis exhaustivo, pero sí podrías darnos, para comenzar nuestra entrevista, algunas indicaciones cardinales: ¿Qué es Georgia? ¿Dónde se encuentra su corazón? ¿Cómo tenemos que aproximarnos a este hermoso país?
Todo esto y mucho más en esta entrevista a la doctora Manana Topadze. Una puesta en valor de la literatura georgiana, de primera mano.
Ilia Chavchavadze juega a las cartas con otros contemporáneos
Manana Topadze Gäumann, profesora y traductora, obtuvo su título de Doctorado en Lingüística en la Universidad de Pavia (Italia). Actualmente enseña lengua georgiana en la Universidad de Berna (Suiza). Ha traducido al italiano las obras de varios escritores georgianos, entre ellos: Lettere di un viaggiatore, de Ilia Chavchavadze[1]; y Memphis, de Teona Dolenjashvili[2]. Del mismo modo, es autora de la monografía en italiano (fruto de su tesis doctoral) sobre lengua georgiana titulada: Mezzi di espressione dell'evidenzialità in georgiano[3].
Mezzi di espressione dell'evidenzialità in georgiano de la profesora Manana Topadze
[La presente entrevista se llevó a cabo en Septiembre de 2022 por Fernando Cid Lucas].
Georgia es aún un país bastante desconocido para los españoles. Nosotros ahora, lamentablemente, no tenemos tiempo para realizar un análisis exhaustivo, pero sí podrías darnos, para comenzar nuestra entrevista, algunas indicaciones cardinales: ¿Qué es Georgia? ¿Dónde se encuentra su corazón? ¿Cómo tenemos que aproximarnos a este hermoso país?
Georgia está situada entre dos mares: el mar Negro y el mar Caspio; en una tierra que casi siempre ha sido disputada y que ha estado sujeta a saqueos. Es el país de la antigua Cólquide, donde desembarcaron Jasón y los argonautas en busca del vellocino de oro. Nos podemos acercar a Georgia desde diferentes puntos de vista: el arte, la arquitectura (las antiguas iglesias y monasterios, los frescos medievales...), la historia, los cantos polifónicos tradicionales, la literatura georgiana (la georgiana en primer lugar, pero también las referencias que realizaron escritores y viajeros occidentales, tales como Pietro della Valle, Jean Chardin, Alexandre Dumas...), los viajes, la naturaleza (las cadenas montañosas del Cáucaso o las cuevas kársticas), el folclore, la gastronomía... sólo por citar algunos ejemplos. Pero Georgia es también el país en el que comienza la historia y la tradición del vino. De hecho, según descubrimientos recientes, el primer vino datado se remonta al 6.000 a. C. y sus huellas han sido rastreadas, precisamente, en Georgia (en esta dirección web puede leerse lo que digo: https://www.pnas.org/doi/10.1073/pnas.1714728114[1]).
Confieso que no he leído a fondo todo lo que la literatura georgiana puede ofrecer. Mis lecturas se limitan a varios títulos traducidos al inglés o al italiano y a breves noticias y algún que otro relato publicado en español. ¿En tu opinión, qué debería saber un lector cualquiera que quisiera adentrarse en la literatura georgiana?
Georgia posee una tradición literaria muy antigua. Los primeros textos que han llegado hasta nosotros se remontan al siglo V. La lengua georgiana cuenta con unos cuatro millones de hablantes; se podría pensar entonces que la literatura de Georgia fuese una “pequeña literatura”. Sin embrago, esta “pequeña literatura” ha producido obras de gran calidad y de dimensiones conmensurables a las de la “gran literatura”. Afortunadamente, en los últimos años se están traduciendo muchas obras a cada vez más idiomas. Merece la pena recordar ahora que Georgia fue invitada a la feria internacional del libro de Fráncfort en 2018. Con ocasión de esta celebración aparecieron numerosas traducciones, sobre todo en alemán.
Parafraseando ahora un título de Octavio Paz, te invito a nombrar y a explicar tres momentos estelares de la literatura georgiana.
1. El martirio de la reina santa Shushanik, de Iakob Tsurtaveli. Esta obra fue escrita en el siglo V y es el primer texto en georgiano que se nos ha conservado. La perfección de la lengua y del estilo que encontramos aquí nos hace comprender que la literatura georgiana existía ya desde hacía siglos.
2. El caballero de la piel de leopardo, poema épico de Shota Rustaveli, considerado el summum de la literatura georgiana. El poema fue escrito en el siglo XII, durante la edad de oro del reino de Georgia. En muchas ocasiones se compara con los primeros poemas caballerescos europeos y también con la Divina Commedia de Dante; pero, sobre todo, destaca por la particular y refinada métrica. De hecho, la obra está compuesta por 1.671 cuartetas, todas de 16 sílabas, rimando en pareados.
3. Las obras de Ilia Chavchavadze, el “padre” de la nación georgiana (algunos títulos suyos son: ¿Es esto un hombre?, A la horca, Cartas de un viajero, El eremita, etc.). Con Chavchavadze se inaugura una nueva época en la literatura del país, no sólo por los argumentos civiles y sociales que trata, sino también por las reflexiones y por la reforma de la lengua literaria georgiana que realiza, con la que Chavchavadze dejó atrás el estilo anticuado y con la que establece nuevas reglas, haciendo más accesible la lengua escrita, libre y adecuada para los asuntos de la nueva era.
En relación a la pregunta anterior ¿qué obra o qué autor recomendarías para iniciarnos en la literatura georgiana?
Es muy difícil proponer un itinerario mejor que otro. Se podría comenzar el camino por los laberintos de la literatura georgiana partiendo desde las obras de autores clásicos, pero también modernos o contemporáneos; prosa o poesía... Ilia Chavchavadze, Vazha Pshavela, Guram Dochanashvli, Otar Chiladze, Aka Morchiladze... por citar sólo a algunos. E incluso también el poema de Rustaveli, del que existen buenas traducciones en italiano y en español.
Ilustración del poema de Rustaveli, Ataque contra los Kajs y reencuentro de Tariel y Nestan-Darejan, ilustración de Mihály Zichy.
¿Y si nos refiriésemos a la originalidad, qué encontraríamos de único, de aire fresco, en la literatura georgiana?
Las obras más importantes, independientemente de la época en la que se escribieron, al mismo tiempo que tratan, en gran medida, de temas locales, anclados a un contexto histórico y cultural específico, mantienen en el fondo siempre su actualidad y permiten a cada lector realizarse las preguntas que él considera urgentes y fundamentales (a propósito de esto, me viene a la cabeza un relato: Globalización, de Kote Jandieri).
Te confieso que, hace algún tiempo, a Antonio, mi librero de confianza en Cáceres, y más tarde a Giuliana, una buena amiga de Senigallia, profesora de español, les predije que tras el boom de la literatura japonesa la próxima sorpresa en los anaqueles de España e Italia sería la literatura georgiana. ¿Crees que me he equivocado en mi predicción?
A pesar de que hasta el momento no ha ocurrido un verdadero boom, se puede decir que la literatura georgiana (y también el cine georgiano) se está difundiendo más allá de sus fronteras. A día de hoy, en las librerías de las grandes ciudades europeas es posible encontrar más autores georgianos que, por ejemplo, hace diez o quince años; y, además, incluso diccionarios de lengua georgiana, mientras que hace unos pocos años esto era una rareza, cuando no un imposible. Con probabilidad, este hecho es debido al crecimiento de la diáspora georgiana, que se ha vuelto mucho más activa en el extranjero y que contribuye, a su manera, a la popularidad o al conocimiento de los autores georgianos. Además, se realizan con frecuencia actividades culturales, casi cada mes se presentan libro o se realizan lecturas de fragmentos de escritores georgianos. Naturalmente, espero que esta tendencia continúe también en el futuro.
Antes has hablado de El caballero de la piel de pantera , que dicen que es como nuestro Cantar de Mio Cid, sin embargo, yo huyo cada vez más de este tipo de comparaciones que, confieso, una vez amé. ¿Qué ofrece este título a la literatura y también a la sociedad georgiana?
El Vepkhistqaosani (que así suena el título de este libro en lengua georgiana) está considerado, de manera unánime, como una de las obras maestras de la poesía a nivel mundial. Ha sido definido como un “himno al amor, a la amistad y a la belleza”, es casi un emblema de Georgia, en el que los georgianos reconocen un reflejo de su alma, una suma de conocimientos y de creencias preciosas que no sólo ilustran la época en la que fue escrito, sino que van más allá. Marjory Wardrop (académica inglesa del siglo pasado, gran conocedora y traductora de literatura georgiana) se refería a esta obra como: “el espejo del alma de un pueblo culto y con un gran pasado”. El poema, que se puede abordar desde diversos puntos de vista, presenta también muchos de los temas clásicos de la literatura medieval caballeresca: el amor, el honor, la amistad... La estructura del poema es compleja, la lengua difícil, la métrica y la rima complicadas, las tramas -que se entrelazan- están ambientadas en tierras lejanas, pero las referencias a la Georgia de aquella época son perfectamente reconocibles.
El autor de El caballero de la piel de pantera fue Shota Rustaveli (h. 1172- h.1216; ambas fechas son aproximadas, ya que no se conocen las fechas justas de cuándo nació y falleció), escribió esta obra entre 1184 y1207 en la corte de la reina Tamar, donde era tesorero. Se presume que fue sepultado en el monasterio de la Santa Cruz de Jerusalén. Se piensa esto puesto que en dicho monasterio se encuentra una pintura al fresco con una inscripción relativa a Rustaveli.
Kety Gorgiladze, una amiga georgiana, me dijo que este libro se regalaba a los recién casados. Ella misma me enseñó el ejemplar que le regalaron a ella, un libro maravilloso, con un buen papel, con ilustraciones a color y con las guardas de metal, toda una obra de arte. Mi pregunta es: ¿qué se busca al regalar este libro a los esposos?
El Vepkhistqaosani se ha convertido en una fuerza fundamental para la formación de la identidad georgiana. Es precisamente por ello que hasta el inicio del siglo XX el libro formaba parte de la dote de la esposa. Esta tradición también continúa hasta hoy, como lo confirma el testimonio de tu amiga. Muchos georgianos conocían la narración de memoria y de esta forma se ha ido pasando también de generación a generación. En nuestros días es muy común citar los aforismos de Rustaveli en la vida cotidiana. Pongo ahora como ejemplo: “Quien no busca un amigo no es amigo de sí mismo”, o: “Todo lo que das es tuyo, aquello que conservas se pierde” (significando que aquel que regala y ayuda a los demás es más rico que el que acumula).
He preparado un pequeño elenco de escritores georgianos. Si te parece bien, podrías comentarlos brevemente.
Chakhrukhadze.
En torno a este nombre existe una gran incertidumbre y las opiniones de los estudiosos no son unánimes. Se trata de un poeta georgiano que vivió entre finales del siglo XII e inicios del siglo XIII, de cuya vida nada se sabe, ni siquiera su verdadero nombre, tan sólo que le es atribuido el Tamariani, un himno de alabanza dedicado a la reina Tamar (h. 1160-1213). Chakhrukhadze ha sido el primero en elaborar y escribir usando el verso de dieciséis sílabas que lleva su nombre (verso chakhrukhauli). Su poesía se distingue por su lograda musicalidad y por el virtuosismo lingüístico. Sin embargo, podría tratarse, según algunos estudiosos, de Grigol Chakhrukhadze, que trascribió a principios del siglo XIII el manuscrito del Sdžuliskanoni (Nomocanon, o Canon de la fe), que es una antología de leyes eclesiásticas). Por la anotación hecha sobre el manuscrito (considerada una suerte de testamento) sabemos que Grigol Chakhrukhadze había deseado tomar los votos monacales en el monasterio de la Santa Cruz de Jerusalén. La fecha del manuscrito, el estilo del texto y el léxico sugieren que el autor del Tamariani y Grigol Chakhrukhadze podrían ser la misma persona.
Sulkhan-Saba Orbeliani.
Sulkhan-Saba Orbeliani (1658–1725) es una figura prominente en el panorama literario georgiano; famoso como escritor, como lexicógrafo y también como diplomático. Además, fue preceptor y consejero del rey Vakhtang VI de Kartli (1675-1737). Fue importante también por su labor como embajador de Georgia en Francia y en los Estados Pontificios, donde buscó con perseverancia -pero sin éxito, por desgracia- la ayuda y el apoyo político necesario para liberar a Vakhtang VI, que por entonces se encontraba prisionero del sah de Persia.
Como lexicógrafo, Orbeliani sentó las bases para la estandarización de la lengua georgiana. El diccionario de la lengua georgiana que él compiló entre 1685 y 1716 contiene los términos de casi todos los textos existentes desde el primer periodo (siglo V). Considerando que los diccionarios georgianos medievales (elaborados por traductores como el monje Eprem Mtsire) se perdieron luego de las invasiones mongolas, Sulkhan-Saba tuvo que comenzar desde el principio la labor de compilación. Su obra más importante, sin embargo, es El libro de la sabiduría y de la mentira, una antología de fábulas con una estructura minuciosa, que se sitúa en el marco de una narración en la que se presenta la discusión entre varios cortesanos y su rey. Orbeliani es también el autor del libro El viaje en Europa, del que se conserva tan sólo su segunda mitad y en donde se describe la vuelta a su patria del autor, atravesando Francia, Italia y Constantinopla. Se trata del testimonio del viaje y de la misión diplomática que Sulkhan-Saba había llevado a cabo. Anuncio, además, que el próximo año se publicará la versión italiana de dicho título. Yo he realizado la traducción, mientras que las notas corren a cargo de Alessandra Sartori, dichas notas ayudarán a comprender al lector que esta obra no quiere ser sólo la crónica de un viaje, ya que su autor relata numerosos eventos históricos, y que el libro se encuadra en una perspectiva europea, yendo más allá de una óptica georgiana. Me gustaría añadir que esta publicación ha sido posible gracias a la ayuda recibida de la Casa de los Escritores de Georgia.
Ilia Chavchavadze.
Como ya he dicho antes, Ilia Chavchavadze es considerado el “padre” de la nación georgiana. Es uno de los pocos autores georgianos a los que se les llama por su nombre, ya que rara vez se menciona su apellido. Aún hoy, cuando los georgianos hablan de él, quien escucha tiene la impresión de que se está hablando de alguien aún vivo. Ilia fue santificado por la Iglesia Ortodoxa Georgiana y se le conoce como San Ilia “el Justo”.
Paolo Iashvilli.
Pertenece al movimiento simbolista georgiano. Inicialmente Iashvilli fue pintor y viajó a París en 1913 para estudia en la Escuela del Louvre. Este periodo que pasó en Francia tuvo un papel fundamental en su formación como poeta. En su primera poesía se perciben las influencias del simbolismo francés (Mallarmé y Verlaine). Más tarde, junto a Titsian Tabidze y a otros jóvenes poetas, fundó el movimiento “Cuernos azules de libación”, llegando a ser el cabecilla de este grupo, en parte futurista, en parte simbolista y en parte dadaísta. En homenaje a los futuristas italianos Iashvili italianizó su nombre de pila, Pavle, por Paolo.
Para los simbolistas, el color azul representaba la poesía, mientras que el cuerno de libación, con el que se realizan tradicionalmente los brindis en Georgia, simbolizaba un cierto estilo de vida bohemio, de regusto georgiano. Bajo el mandato de Stalin todos los movimientos literarios modernos fueron suprimidos del país y muchos fueron los escritores georgianos víctimas de las purgas. Paolo Iashvili, a fin de evitar una ejecución, prefirió quitarse la vida suicidándose en un edificio simbólico, el edificio del Sindicato de Escritores Georgianos de Tiblisi.
Davit Turashvili.
Davit (Dato) Turashvili (1966- ) es un escritor contemporáneo, autor de varias novelas, libros de relatos y obras de teatro. Su novela por excelencia es La generación de los jeans (traducida al italiano como Volare via dall’URSS), esto es: la generación nacida después de 1960, puesto que en esa época los pantalones vaqueros eran un símbolo de Occidente. Un día de 1984 siete jóvenes pertenecientes a esta generación intentaron secuestrar un avión de la aerolínea soviética Aeroflot e intentaron hacerlo aterrizar en un aeropuerto occidental. Tras fallar esta tentativa, cuando tornaron a su país de origen fueron condenados a la pena de muerte. En su novela, Dato Turashvili retrata a los secuestradores como combatientes por la libertad y coloca en el centro de su narración una romántica historia de amor.
Nino Haratischwili.
Creo que Nino Haratischwili (1983- ) no necesita presentaciones. Es, probablemente, la escritora georgiana de nuestros días más conocida. (Nino es un nombre de mujer muy difundido en Georgia debido a santa Nino, la evangelizadora del país y quien llevó hasta allí el cristianismo en el siglo IV). Con su novela La octava vida (para Brilka) consiguió la fama mundial. Se trata de una saga familiar a través de la cual viene contada también la historia de la Georgia del siglo XX, cuando, derrocado el régimen zarista, el país pudo respirar durante un brevísimo periodo el aire de la democracia, antes de entrar a formar parte de la Unión Soviética.
La nueva novela de Haratischwili La luz ausente (el título original es: Das mangelnde Licht) retrata la Georgia de los años 90, un mundo que, afortunadamente, ya no existe. La novela trata de la amistad, de la traición, de la desesperación y del perdón, haciendo entrever de manera fiel este oscuro período de mediados de los años 90. La autora sabe evocar a la perfección cómo los niños y adolescentes de aquellos años tuvieron que crecer a prisa. A pesar de tener varios centenares de páginas la novela se lee de una tirada. Y no diré más para no privar a los lectores del placer de su lectura.
Tú has publicado en Italia la traducción de un libro de viaje de Chavchavadze, Lettere di un viaggiatore. ¿Por qué precisamente este autor? ¿Por qué precisamente este libro para presentarlo a los lectores italianos?
Antes de nada, porque este título está tan de actualidad ahora como cuando se escribió, esto es: cuando Georgia estaba bajo el dominio de Rusia. Pero también hoy, de hecho, el 20% del territorio georgiano está ocupado por la Federación Rusa. Treinta y seis años antes de que naciese Ilia Chavchavadze Georgia había perdido su independencia y fue anexionada a Rusia. Fueron abolidos el trono real de Georgia, la independencia de la Iglesia Ortodoxa Georgiana, etc. Afligido por el destino de su patria, Chavchavadze decidió revitalizar el Movimiento de Liberación Nacional y comenzó a elaborar un plan de acción. Visto que no lo podía hacer abiertamente, a causa de la censura imperante, compuso una obra literaria: la narración de un viaje a través del cual alude, más o menos de forma velada, a todo lo que consideraba necesario realizar para mantener una plena conciencia de la identidad georgiana. Así, Cartas de un viajero se convirtió en el manifiesto del Movimiento de Liberación Nacional de Georgia. Junto a este argumento principal, en el texto encontramos muy sugestivas descripciones de los paisajes montañosos del Gran Cáucaso y de sus glaciares, del río Terghi, que es asumido como símbolo del movimiento y de la acción necesaria; de los usos y las costumbres del pasado; también recoge interesantes referencias literarias, entre ellas, claro está, a Rustaveli. A la segunda parte de la pregunta he de responder que con la traducción de esta obra he querido ofrecer a los lectores italianos tan sólo una pequeña muestra de la literatura georgiana.
Sin embargo, la lengua georgiana se presenta como una dificultad. No parece un idioma fácil. Me gustaría de verdad poder leer en georgiano; cada día descubro nuevos autores, mitos, leyendas, tradiciones.... Ahora te pido algunas palabras de ánimo con el fin de quitarme/quitarnos ese “miedo” a este idioma.
El georgiano pertenece a la familia de las lenguas kartvelianas, un subgrupo de las lenguas caucásicas. Esta lengua no tiene parentela alguna con ninguna otra familia lingüística. Es una lengua aglutinante, con un sistema verbal muy complejo y con un lineamiento sintáctico en parte ergativo (como el euskera). Justo por esta característica se realizaron en el pasado varios intentos por demostrar los nexos entre el georgiano y el euskera, aunque hoy estos intentos se consideran fallidos. Además, el georgiano es la única entre las lenguas caucásicas que tiene un alfabeto propio. La evolución de dicho alfabeto se divide en tres fases: asomtavruli (caligrafía en mayúscula redonda, en vigor hasta el siglo IX), nuskha-khutsuri (caligrafía angulosa, eclesiástica, aún en uso en el ámbito litúrgico, empleada desde el siglo IX); y mkhedruli (caligrafía militar, que en el siglo XIX sustituyó de manera definitiva a los dos alfabetos precedentes), actualmente en uso.
Mi experiencia personal puede demostrar que el georgiano es una lengua que se puede aprender como cualquier otra. Yo la enseño desde hace varios años y puedo asegurar que después de un año de estudio ya se pueden afrontar textos de dificultad media. Depende mucho de la voluntad personal de aprendizaje y también de la intensidad del estudio, claro está.
Cada año en Georgia, el 14 de abril, se celebra la Jornada de la Lengua Materna. Este evento está ligado con el 14 de abril de 1978, cuando un gran número de personas participó en las manifestaciones por las calles de Tbilisi, la capital de Georgia, después de que Rusia impuso la abolición del georgiano como lengua del país. Tuvieron lugar manifestaciones masivas que obligaron a retroceder al régimen soviético y a mantener el georgiano como lengua oficial.
Hablando ahora de un título en concreto, Avelum ha sido la novela que más me ha impresionado de todo lo que he leído hasta el momento de la literatura georgiana. En mi opinión, no se trata de una simple novela, puesto que rebasa el género. Una crónica, un monogatari... no sé si estás de acuerdo con lo que digo.
Avelum, de Otar Chiladze (1933-2009), es una novela que nos retrotrae a una época trascendental de la historia georgiana, esto es, los años de transición después del periodo soviético y el largo camino hacia la libertad. Se trata de una metáfora de los momentos de gran convulsión de finales del siglo pasado. Traslado ahora un pasaje de la reseña alemana de Cornelius Wüllenkemper en donde se pueden comprender bien las distintas facetas de la novela: “No se sabe bien qué cosa admirar más de Avelum, de Otar Chiladze, ¿su estilo artísticamente fabuloso que en algo recuerda al realismo mágico de América Latina? ¿Tal vez la profundidad psicológica de sus personajes femeninos, que no deben temer confrontarse con Emma Bovary, Anna Karenina o Effie Briest? ¿O tal vez su capacidad de autocrítica brillantemente expresada?”.
Sin embargo, Avelum ha suscitado reacciones contradictorias en el público georgiano, desde el momento en que los lectores ya no encontraron allí al Chiladze que conocían, tanto por el estilo como por el gran salto cronológico que realizó en comparación con sus otras obras.
Dejemos a un lado la literatura por un instante ¿Qué momento histórico está atravesando ahora mismo Georgia?
Durante décadas, tras la disgregación de la Unión Soviética, el pueblo georgiano ha realizado grandes sacrificios por construir un país democrático, libre y seguro, algo de lo que dan fe las obras que hemos citado. Este es el camino que aún estamos recorriendo, que nos lleva hacia la integración europea. Este año, junto a Ucrania y Moldavia, Georgia ha presentado la solicitud formal para obtener el estatus de “País candidato a la adhesión de la Unión Europea”. Mientras que estos dos países han logrado ya dicho estatus a Georgia Europa le ha reconocido, simplemente, su “perspectiva europea”, una especie de preludio a la candidatura formal. Los próximos años serán decisivos para proseguir con este camino.
Georgia es parte de Europa ¿verdad? ¿es ese el sentimiento predominante en el país?
Así es. Históricamente Georgia, compartiendo los mismos valores, se ha sentido siempre parte de la civilización europea. Nuestro país ha aspirado y aún aspira a llegar a ser miembro de pleno derecho de Europa.
Ahora te quiero preguntar por un autor del que he leído tan sólo un breve relato traducido al español, Aka Morchlladze. Pero, la novela que me interesa aún no se ha traducido al español, al italiano o al inglés -aunque su título esté formulado en la lengua de Cervantes- Santa Esperanza, que es para mí todo un enigma. Por lo que he leído, parece una especie de Rayuela, una novela no lineal, compuesta por varios fascículos de diferentes colores, pareciera una especie de desafío para el lector, la ruptura con el modo tradicional de escribir.... ¿es así? Y sirva esta pregunta como invitación a que realices su traducción al italiano.
Tienes razón. Es una especie de Rayuela y es posible que que Morchiladze se inspirase en ella. Santa Esperanza es un archipiélago georgiano imaginario, situado en el mar Negro, bajo el protectorado británico. La novela se compone de 36 libritos que recuerdan una baraja de cartas. Cada uno de estos libritos se pueden leer según la numeración dada por el autor o también siguiendo una escala de colores. El lector tiene, del mismo modo, la posibilidad de seguir algunas tramas de la novela que forman historias paralelas. También el registro lingüístico de esta obra es muy variado. Junto al lenguaje medieval encontramos la jerga criminal de hoy en día. La historia de este lugar -Santa Esperanza- surge del conjunto de todos los libritos. En la narración encontramos episodios notables de la historia de Georgia intercalados con pasajes inventados por el autor, etc. Esta novela se ha traducido ya al alemán.
Mi última pregunta es una pregunta completamente en blanco. Es un espacio para que digas a los lectores lo que tú quieras. Con toda seguridad no te he preguntado por tantísimas cosas importantes o trascendentales que querrías compartir con nosotros. Quedan en el tintero muchos argumentos históricos, geográficos, literarios... que merecerían nuestra atención. De modo que... vía libre.
Creo que el conocimiento personal es la mejor manera para aproximarse a un nuevo mundo literario. Invito, pues, a los lectores a sumergirse en la marea de la literatura georgiana y a dejarse llevar por su proprio ritmo e intereses para descubrir esta pequeña tierra y sus tesoros. Concluyo parafraseando la cita de El hombre que amaba la literatura, de Guram Dochanashvili, felicito a quienes aún no conocen la literatura georgiana, “porque ante ellos tienen el gran placer de leer y de descubrir”.
Manana Topadze Gaumann
Entrevistada
Profesora y traductora, obtuvo su título de Doctorado en Lingüística en la Universidad de Pavia (Italia). Actualmente enseña lengua georgiana en la Universidad de Berna (Suiza). Ha traducido al italiano las obras de varios escritores georgianos, entre ellos: Lettere di un viaggiatore, de Ilia Chavchavadze[1]; y Memphis, de Teona Dolenjashvili[2]. Del mismo modo, es autora de la monografíaen italiano (fruto de su tesis doctoral) sobre lengua georgiana titulada: Mezzi di espressione dell'evidenzialità in georgiano[3].
[1]Última consulta: 23/09/2022.
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