Cómo es que, paisana mía, después de tantos años de lucha, algunos de los versos de tu ``Libertad´´ aun sean el presente de muchas de nosotras. Pues hasta que la última mujer de la Tierra no goce de esta, nuestra mitad del mundo no se mantendrá en silencio.
Retrato de Carolina Coronado, Federico de Madrazo
Irónica y terminantemente, Carolina Coronado nos presenta el siguiente verso:
¡Libertad! ¿qué nos importa?;
¿Qué ganamos, qué tendremos?:
¿Un encierro por tribuna?
¿Y una aguja por derecho?
Carolina Coronado nunca quiso ser musa del espíritu nostálgico de ningún romántico, prefirió tomar el mando de su destino aunque eso supusiera el rechazo de su familia. Bien cierto es que, desde pequeña gozó de un espíritu inconformista y a contracorriente de lo que la sociedad y su familia tradicional le dictaba. Mientras sus padres la instaban en la educación conservadora de las labores del hogar, ella se dedicaba a trasnochar con libros entre las manos. Cultivando así su mente y haciéndola imparable hasta llegar a hacerla dueña y capaz de convertir la escritura en su vida. Y yo, desde mi humilde opinión y posición, creo que habría de tener muchas agallas para ser mujer y escritora en su época.
La realidad es que nunca olvidó la posición de desigualdad a la que pertenecía y dedicó su privilegio, conocimiento, voz y destreza para denunciar y reclamar los derechos que desde hacía ya siglos se les había estado privando a las mujeres. Como altavoz de todas las mujeres de su época, utiliza su herramienta, qué es la poesía, para reivindicar lo que se les prohibió a todas ellas, la Libertad, en todas sus manifestaciones.
Este texto demuestra lo invisibilizadas, silenciadas y ninguneadas que estuvieron las mujeres de su época (incluso las que en ningún momento se sintieron de esta manera). Carolina alza su pluma escribiendo lo que piensa sin temor a las censuras.
La Libertad que reivindica Carolina es esa que quizás pasa más desapercibida, pero que cuando falta es la que más daño puede hacernos: la libertad a expresarnos. Y no solo de expresarnos, sino de que seamos escuchadas. Una vez leí en alguna parte una frase -que por desgracia no recuerdo- que decía así: ``No es que las mujeres no hayamos tenido voz, es que ha faltado el interés de ser escuchadas ́ ́.
Aún hoy habría que preguntar a muchas de las mujeres que viven aquí o allí en el mundo si se sienten en libertad de expresar lo que piensan. Es un tema de nuestro pasado sin lugar a duda, pero también lo será de nuestro presente mientras que para una parte del mundo aun esta sea su realidad.
La palabra 'libertad' en manos de Carolina Coronado aún se escribía con letra pequeña pero confío en que algún día, a base de un camino de paciencia, educación y buena letra, lleguemos a escribirla en mayúsculas.
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