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Un día especial para la danza

La danza, disciplina de arte universal y diversa, es una forma de expresión sin barreras culturales, políticas y éticas.


El baile de San Antonio de la Florida, Francisco de Goya, 1776


Desde tiempos ancestrales, los seres humanos se han expresado y comunicado a través de movimientos corporales. La danza, se convierte entonces en una forma de expresión y de interacción social, acompañada de ritmos acústicos, con fines de entretenimiento, culturales, religiosos y artísticos.


El lenguaje del cuerpo, universal, medio de expresión de emociones y comunicador de sentimientos, instrumento de conocimiento personal e interpersonal, motor de nuevos patrones motrices, favorecedor de la socialización y desarrollador de nuevas experiencias sensitivas...


La danza, con todas sus características, tiene su homenaje el día 29 de abril, proclamado como “Día Internacional de la Danza” por la UNESCO, desde el año 1982. La fecha escogida corresponde al natalicio del bailarín y coreógrafo Jean-Georges Noverre (29 de abril de 1727), quien es considerado el creador del ballet moderno. Fue además una de las primeras personalidades de la danza que apostaban por convertirla en un medio de expresión artístico y de emociones, reflexionando sobre el carácter efímero del ballet, y estimulando la libertad y creatividad de bailarines y bailarinas en el arte de interpretar las coreografías. Sus reflexiones, recogidas en “Cartas sobre la danza y los ballets” siguen vigentes más de dos siglos después.


El objetivo de la celebración de este día es fomentar la participación y la atención de la opinión pública sobre la importancia del arte y la cultura de la danza, superando barreras políticas, geográficas y culturales.


El 29 de abril, la danza inunda todos los rincones del planeta: performances en espacios no convencionales, espectáculos en salas y teatros, proyecciones, cursos y talleres, redes sociales… muestran lo universal del lenguaje del cuerpo al bailar, y destacan el merecido estatus de la danza entre las Bellas Artes.


Coreografías y ballet, danza clásica o contemporánea, bailes indígenas y folclóricos, la bachata, el merengue, la samba, el flamenco o el tango… hasta 160 tipos de danza de todo el mundo están recogidos en la lista del Patrimonio Cultural inmaterial de la Humanidad de la UNESCO. La danza, este día, ensalza su diversidad y riqueza, fomenta su práctica y su importancia en la sociedad y la historia, se extiende por toda la comunidad, sin importar cultura, política o ética.


El pasado año, Friedemann VOGEL transmitió el Mensaje Internacional de la Danza:


“Todo comienza con el movimiento, ese instinto que todos tenemos, y la danza es un movimiento refinado para comunicar. Por mucho que la técnica sea impecable, importante e impresionante, en última instancia, lo que el bailarín expresa con el movimiento es la esencia. Como bailarines, estamos en constante movimiento, aspirando a crear estos momentos inolvidables. Independientemente del género de la danza, es lo que todo bailarín se esfuerza por lograr. Por eso cuando de repente, ya no se nos permite bailar, con los teatros y escenarios cerrados y los festivales cancelados, nuestro mundo se paraliza. Sin contacto físico. Sin más espectáculos. Sin público. Nunca en la historia reciente se ha desafiado a la comunidad de la danza de manera tan colectiva a mantenerse motivada, a encontrar nuestra razón de ser. Sin embargo, es precisamente cuando se nos quita algo precioso, cuando realmente lo valoramos y vemos cuán vital es lo que hacemos y cuánto significa la danza para la sociedad en general. A los bailarines se nos suele celebrar por la destreza física, cuando en realidad nuestra fuerza mental nos sostiene aún más. Creo que es esta combinación única de agilidad física y psicológica la que nos ayudará a superarnos, a reinventarnos para seguir bailando y para seguir inspirando.”


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