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         ISSN 2792-5110

HABLA DE ARTE®

En la España de Franco no hay sitio para gente como nosotros (ni en esta)

En tiempos donde la memoria histórica se relativiza y el fascismo se disfraza de “opinión respetable”, películas como La cena recuperan una función esencial del arte: incomodar, provocar y hacernos pensar desde el placer. Porque solo si somos capaces de reírnos de lo que nos oprime podremos imaginar un futuro que no dependa de los mismos fantasmas del pasado.


Cartel La Cena, 2025
Cartel La Cena, 2025

Dos semanas después de acabar la Guerra Civil, el generalísimo Francisco Franco solicita una cena de celebración en el Hotel Palace. Un joven teniente, un maître meticuloso y un grupo de prisioneros republicanos expertos en cocina deben preparar un banquete impecable en tiempo récord.


Manuel Gómez Pereira adapta el material original de José Luis Alonso de Santos, generando una tensión tonal constante entre drama y comedia. En ese juego de contrastes, la película me sugiere la noción de que las lógicas de la represión —la censura, el control moral, la vigilancia ideológica— no pertenecen solo a 1939, sino que siguen resonando en nuestra contemporaneidad a través del cine.


El gerente Genaro y el teniente Medina van en un coche, Genaro intenta sacar conversación con Medina, le pregunta “¿Cómo es Franco?”. Tras una serie de hipótesis sobre su vida, su hombría y su figura, la escena culmina con Medina sacando una pistola y amenazándole con abrirle la cabeza a balazos como no pare de insultar al Caudillo, él no va en broma.


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La cena actúa como un espejo crítico de nuestros días: advirtiendo que esas mismas estructuras absurdas, identificables en la película y que legitimaban la represión antaño, aún sobreviven y amenazan con volver. Los elementos de comedia se muestran tanto en los diálogos y las situaciones de la trama, tratando de ironizar en torno a la figura de Franco, a su mujer e incluso al propio transcurso de la guerra civil y sus jerarquías. Su presencia genera unas expectativas tonales en torno a la película, sin embargo, esas risas iniciales se disuelven de forma abrupta en la representación visual del miedo, la represión y la violencia, reproduciendo el modo en que operaba la sociedad bajo el fascismo.


El guión apuesta por un protagonismo coral, heredero de las convenciones del texto teatral, que convierte a todos los personajes encargados del banquete en una radiografía política del ayer y del hoy. Destaca especialmente la dinámica entre el teniente Medina (Mario Casas) y el gerente Genaro (Alberto San Juan): un teniente falangista y un gerente homosexual que deberán colaborar mano a mano para que la cena llegue a buen puerto. Entre ambos se establece una química que oscila del odio al deseo —reproduciendo el arquetipo from enemies to lovers—, donde la rigidez marcial y ultraderechista del primero contrasta con la ironía al régimen y el deseo contenido del segundo, llevando a esta relación a un sorprendente


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Ambos intérpretes se mueven con solvencia gracias a la experiencia que acumulan a sus espaldas, sosteniendo el interés y el tempo narrativo a través de sus interacciones, tanto entre ellos como con el resto del reparto. En cuanto al resto de personajes secundarios, se presentan un tanto caricaturizados —sobre todo por gentilicio—, sin embargo eso no impide que funcionen como contraparte cómica en varias ocasiones y como elementos vehiculares para el avance de la trama.


No obstante, pese a sus múltiples aciertos considero que el guion le pide saltos de fé al espectador en algunos momentos; por ejemplo, convenciendo de la “ausencia” de algunos personajes en momentos puntuales, quizás motivado por la conveniencia del desarrollo de los acontecimientos o quizás por su incapacidad de gestionar a todos los personajes simultáneamente.


Estéticamente, la película no busca destacar por su virtuosismo técnico. Aunque el trabajo del espacio —tanto en la dirección artística como en el vestuario— está cuidadosamente logrado, transformando un gris Palace que sirve de refugio para heridos de guerra, en el dorado y glamuroso hotel que alguna vez fue. En conjunto la película mantiene una estética más bien televisiva, algo lavada. Quizás sea una decisión consciente: suavizar el impacto del drama y hacerlo más cómodo para un público más amplio, subrayando así su necesidad de alcance mediático y comercial más que de riesgo formal.


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En un punto de la película Genaro dice “En la España de Franco no hay sitio para gente como yo” y se plantea el exilio como única alternativa.


Tenemos esta cena a la orden del día. Estamos sentando a los nazis en la mesa y vamos a terminar teniendo que volver a darles de comer. Reímos con miedo pero deberíamos aprender a reírnos de ellos, no como mecanismo de defensa ante una realidad política cada vez más preocupante, sino como un gesto político. El auge de los discursos autoritarios y de la nostalgia reaccionaria —ya no solo en España, sino en buena parte del mundo— devuelve a la comedia un papel urgente: el de recordar que el humor también puede ser un gesto de resistencia. Reírse, hoy, es casi un acto político. Usar la sátira para desarmar la lógica del poder, nos recuerda que por mucho que nos repriman, quizás el humor es el último refugio contra la barbarie.


Sin duda, entre las últimas propuestas de cine de comedia comercial, esta cumple sobradamente con su objetivo y su promesa: retratar una urgencia social y política a través de otros tiempos, y el uso de la comedia para tratar que ese mensaje llegue a un público generalista.


En tiempos donde la memoria histórica se relativiza y el fascismo se disfraza de “opinión respetable”, películas como La cena recuperan una función esencial del arte: incomodar, provocar y hacernos pensar desde el placer. Porque solo si somos capaces de reírnos de lo que nos oprime podremos imaginar un futuro que no dependa de los mismos fantasmas del pasado.



Ficha técnica de la película

Título: La cena Año: 2025

Duración: 106 min.

País: España

Dirección: Manuel Gómez Pereira

Guion: Joaquín Oristrell, Yolanda García Serrano, Manuel Gómez Pereira.

Fotografía: Aitor Mantxola

Basado en la obra: La cena de los generales (José Luis Alonso de Santos)

Compañías: Coproducción España-Francia; Ikiru Films, La Terraza Films, Turanga Films, Sideral Cinema, Halley Production, RTVE, Movistar +, Crea SGR

Género: Comedia. Drama histórico.

Fecha de estreno: 17 de octubre de 2025

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